He retrasado un poco esta publicación por el tiempo que he dedicado a la obra que os presento. Con toda la modestia posible he intentado hacer una aproximación al hiperrealismo.
¿El motivo? Un gato chino de la suerte que hace unos años me trajeron unos amigos de un viaje por Tailandia, pero unas siete veces más grande que el original.
El mismo formato y tamaño del retrato de Marcelo y un encuadre parecido que muestra su cabeza de forma incompleta.
Recuerdo la visita a la exposición sobre el hiperrealismo que hizo el museo Thyssen el año pasado. Lo pasé en grande y me divertí mucho. Por cierto, si alguien se la perdió tiene una segunda oportunidad hasta el 19 de enero de 2015 en el museo de Bellas Artes de Bilbao (¡Qué gran museo y qué injustamente eclipsado por el Guggenheim!).
Gato chino de la suerte, 2014. Acrílico y pastel sobre lienzo, 40x40x3,5 cm.